Durante mucho tiempo, las tiendas emplearon prácticas comerciales para engañar y manipular a los consumidores. Los ejemplos incluyen falsamente afirmar que una tienda está cerrando u ofrecer tarjetas de crédito con tasas de interés bajas mientras se indica en letra pequeña que se espera que la tasa aumente significativamente. Estas fueron las prácticas que sirvieron de base para los estudios de comportamiento en los consumidores.

Con el surgimiento del internet esas prácticas no sólo fueron empleadas sino que profundizadas a través de los patrones comerciales oscuros. Existe una creciente preocupación de que estos puedan mermar la capacidad de los consumidores de navegar, cotizar y consumir de manera segura por internet. En los siguientes párrafos de esta nota, buscaremos explicarte cómo identificarlos y mantenerte seguro al comprar en línea.

Lo primero que debemos señalar es que lo que se busca con los patrones oscuros es lograr un comportamiento en el usuario. Esto lo intentan a través de un amplio rango de acciones y vienen en muchas formas y diseños diferentes. No obstante, todos los patrones oscuros se basan en mecanismos cognitivos para influir en los usuarios como, por ejemplo, al explotar sesgos de los propios consumidores.

A medida que la tecnología avanza surgen nuevos patrones oscuros lo que hace muy difícil hacer una lista taxativa de los mismos puesto que estos emergen constantemente. Sin embargo, procederemos a explicar categorías de estos que desde nuestra perspectiva pueden encontrarse más comúnmente.

 La urgencia. Esta categoría se caracteriza por explotar en el consumidor una sensación de apuro al verse enfrentado al dilema de una oferta que acabará pronto o señalar que un ítem posee un inventario muy bajo. Debemos recordar que estos  no son excluyentes por lo que para un solo ítem pueden existir múltiples patrones oscuros en acción, por ejemplo, una oferta por tiempo limitado, con stock bajo en números rojos y con ventanas emergentes que señalan que el ítem está siendo cotizado por otras personas.

 Prueba social. Se caracteriza esta categoría por intentar generar en el consumidor una decisión basada en el comportamiento de otros. Esto se puede expresar en testimonios de otros consumidores o notificar al usuario sobre la actividad de otras personas en cuanto a compras.

 Obstrucción. Lo que caracteriza este patrón es que se busca dificultar la interacción del usuario para que desista de una acción. Por ejemplo, puede ser muy fácil suscribirse a un servicio, pero dar de baja el mismo puede llegar a ser un calvario. Otro ejemplo es fatigar al usuario con una interfaz poco amigable obligándolo a escoger el camino que le conviene a la empresa.

 Forzar acciones. Este patrón busca obligar al consumidor a hacer algo. En concreto, el consumidor puede ser obligado a registrarse o ser engañado para que piense que es necesario. La solicitud de compartir con tus cercanos una noticia o para conseguir un descuento es una forma de obligar al consumidor a revelar información para ser usada sin su consentimiento. 

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